domingo, 23 de octubre de 2011

EL ORIGEN DE LAS MIGRACIONES MODERNAS: CONFERENCIA DEL ECONOMISTA ARCADI OLIVERES


Quisiera poner a disposición de mis lectores una conferencia del economista A.Oliveres. No necesita reseña alguna. Se trata de una conferencia muy pedagógica, clara y sencilla de comprender. Recomiendo a todos que inviertan un poco de su tiempo (esto si que es invertir y no desperdiciar como se hace con la recapitalización bancaria) en ver el vídeo. Dura 17 minutos y requiere de una escucha crítica y atenta. Sin embargo, considero que lo que se expone en ella es CRUCIAL para entender muchos aspectos de la sociedad actual. Que disfrutéis la conferencia:


jueves, 20 de octubre de 2011

EL INDUCTIVISMO VULGAR EN NUESTRO MOVIMIENTO: UN PROBLEMA EN AUGE


EL INDUCTIVISMO VULGAR EN NUESTRO MOVIMIENTO: UN PROBLEMA EN AUGE

I

Hablábamos en anteriores escritos de un fenómeno muy extendido socialmente llamado inductivismo vulgar (Recomiendo al lector que lea mi anterior artículo: La crítica anti-marxista actual: del inductivismo vulgar al pensamiento crítico antes de empezar la lectura de este, pues el presente artículo contiene elementos teóricos que fueron explicados en el citado). Comentábamos la importancia de destruir este método mediante una labor argumentativa y meta-argumentativa focalizada a la población posible de aplicar. Esta lucha por el pensamiento crítico frenará el avance oportunista de tergiversación del marxismo y permitirá una mejor difusión de éste. Sin embargo, si enfocáramos la causa de la dificultad de expansión de nuestro movimiento en los elementos oportunistas y reaccionarios externos a este y en la inculcación del inductivismo vulgar en las masas, si limitáramos nuestro análisis y lucha a estos fenómenos externos a nuestro movimiento nos estaríamos engañando a nosotros mismos. Estaríamos sesgando nuestra concepción de la realidad y no lograríamos nuestro objetivo. Existe un problema mucho mayor y más acentuado que el inductivismo vulgar externo al movimiento, y es el inductivismo vulgar interno a nuestro movimiento. Mientras que el primero tiene, como ya habíamos comentado, consecuencias meramente obstructivas de nuestro pensamiento (bien sea por la tergiversación de éste, bien por su ocultación), el segundo caso nos plantea problemas mucho más graves que se suman a la obstrucción del movimiento. Estos problemas son la escisión improductiva del movimiento y la destrucción del movimiento. Conviene señalar la diferencia entre obstrucción y destrucción. Obstrucción de la expansión de nuestro movimiento implica una disminución del crecimiento de este entre la población. Destrucción del movimiento implica que nuestros compañeros, que ya comparten y forman parte de nuestro movimiento, dejan de serlo y se pasan a las filas reaccionarias o enemigas. Así pues son tres las consecuencias generales del inductivismo vulgar interno a nosotros. Explicaremos más detalladamente estas consecuencias en el apartado II, mientras que dedicaremos el apartado III a exponer públicamente a los inductivistas vulgares marxistas, para que el lector pueda identificarlos a partir de ahora. El apartado IV se destinará a abordar posibles soluciones a este problema, susceptibles siempre de ser mejoradas.

II

A medida que nos adentramos más en el pensamiento y formas de actuar de nuestros compañeros, notamos la presencia de inductivistas vulgares entre estos. La metodología que utilizan estos individuos ya fue explicada en el anterior artículo La crítica antimarxista actual: del inductivismo vulgar al pensamiento crítico, por lo que vamos a omitir la explicación teórica del funcionamiento de este. Expongamos cada una de las consecuencias derivadas de este método, que son, recordemos, la escisión improductiva de nuestro movimiento, la destrucción de este y la obstrucción inherente a ambos del pensamiento marxista.

¿Qué significa escisión improductiva del movimiento? Bien, escisión del movimiento es la división de este en ramas, en categorías enfrentadas entre sí por determinadas cuestiones de índole teórico o pragmático. No todas las escisiones son improductivas, sino que algunas resultan de la depuración del movimiento, depuración necesaria para el avance de este y que Lenin sintetizó con la frase “Un partido comunista se fortalece depurándose” La escisión del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Bolcheviques y Mencheviques es un claro ejemplo de escisión productiva. Una escisión entre marxistas revisionistas reaccionarios y marxistas revolucionarios es productiva en cuanto a que fomenta el avance del movimiento en vez de retrasarlo. Ahora bien, ¿es igual de productiva una escisión entre marxistas partidarios de Lenin y partidarios de Rosa Luxemburgo pero no de Lenin? Y, más claramente, ¿es productiva una escisión entre marxistas partidarios del pensamiento lenista del estado, el pensamiento stalinista en cuanto a la cuestión nacional y el pensamiento maoísta de la revolución y marxistas partidarios del pensamiento lenista del estado, el pensamiento stalinista en cuanto a la cuestión nacional, pero no de la revolución maoísta? ¿Es productivo eso? La respuesta es claramente negativa. Veamos, es impensable concebir un movimiento marxista como un conjunto de compañeros con ideas exactamente iguales. Eso es lo que se conoce incorrectamente en el pensamiento popular como utopía, pero que no es más que una aberración positiva del pensamiento humano. Es siempre necesaria la variedad, pues a partir de esta un movimiento avanza y se renueva. Sin embargo, atención, este avance solo puede realizarse mediante la dialéctica deliberativa, que no es otra cosa que la exposición de una tesis a una antítesis para obtener una síntesis. Esta sencilla fórmula, fácil de comprender, se ve lógicamente destruida por la intrusión en esta de un método inductivista vulgar. Es innecesario explicar esto debido a la simpleza de esta introducción, que inhibe la creación de la síntesis por la presencia de un autoritarismo ideológico en la tesis. Luego, a falta de poder realizar una dialéctica deliberativa y conseguir, por lo tanto, un grupo heterogéneo pero funcional de compañeros, se obtienen dos escisiones dispares y enfrentadas.

La destrucción del movimiento no es sino una consecuencia lógica de la escisión de este. Esta destrucción vendrá dada por dos caminos. Por una parte, vendrá de la mano de los reaccionarios, oportunistas y demás inductivistas vulgares externos al movimiento. Estos buitres aprovecharán las escisiones originadas en el seno del movimiento para destruirlo por completo. ¿Cómo se realiza esto? El método no es fijo, y cada cual usa el suyo. Sin embargo, el más extendido y que más he observado consiste en la alianza temporal de estos oportunistas con una escisión no-inductivista vulgar (suponemos pues que solo hay un conjunto con esta característica) para destruir la escisión inductivista vulgar. Una vez anulada esta, los oportunistas serán superiores en fuerzas a la escisión no-inductivista vulgar, por lo que romperán su relación con estos y los destruirán. Es un método ruin que ya he visto en múltiples ocasiones en pequeños grupos de debate, cuyo porcentaje de marxistas se ve reducido casi en su totalidad mediante el clásico método de “divide y vencerás”
El otro camino bajo el cual se adviene la destrucción del movimiento no viene desde fuera, sino desde dentro. Exactamente, de la escisión improductiva del movimiento puede derivar la dominación de un grupo escindido sobre otro. Si este grupo dominante es el grupo inductivista vulgar, la destrucción de este es tarea sencilla para cualquier oportunista sensato, que abogará por la destrucción del autoritarismo de este grupo como una escusa para la destrucción del mismo.

            Queda por explicar la última consecuencia de lo que estamos comprobando que es una epidemia mortal para cualquier movimiento, y es la obstrucción del desarrollo del movimiento, que viene determinada por las dos anteriores consecuencias. No necesita apenas explicación, ya que es evidente que de la escisión de un movimiento o la destrucción de parte de este no puede derivar otra cosa que la obstrucción de la difusión de su pensamiento. Pensemos que será mucho más difícil que dos profesores nos enseñen si están peleándose entre ellos que si actúan de forma coordinada. De la misma manera sucede con el movimiento. Vuelvo a hacer énfasis en la escisión productiva, que no tiene nada que ver con esta, que deriva del inductismo vulgar, y que, lejos de obstruir la expansión del movimiento, la aceleran.

III

Hasta ahora hemos profundizado más o menos en las consecuencias de la intromisión del inductivismo vulgar entre nuestras filas. Es hora de exponer dónde están las prácticas inductivistas en nuestro movimiento. En general, los argumentos inductivistas vulgares giran en torno a varias temáticas fijas. Dedicaremos las siguientes líneas a exponer algunas de estas líneas argumentales, dando ejemplos improvisados o tomados de las palabras escritas de algún compañero en la red.

Un punto muy frecuente donde se agrupan gran cantidad de argumentos inductivistas vulgares es el punto de las categorías marxistas existentes. El lector conocerá seguro multitud de ramificaciones de la teoría marxista: m-l, maoísta, castrista, Juche, etc.. Aquí abundan argumentos inductivistas por doquier, todos con afán de justificar e imponer la propia ideología. Marxistas-leninistas afirman que su ideología es el verdadero marxismo. Partidarios de Stalin niegan cualquier defecto de su gobierno. Frente a ellos, defensores de Trotsky no hacen sino alabar todas las virtudes de este en contraposición con todos los aspectos de Stalin, que son horrorosos. Críticos de Lenin ignoran cualquier aspecto de su teoría, puesto que todas ellas son dignas de la más ardiente hoguera. Defensores a ultranza de Mao se enfrentan con otros que afirman que China nunca fue comunista. Partidarios de Corea del Norte parece afirman conocer a fondo este país. Y un largo etcétera. Todos estos inductivistas aportan datos sesgados y premeditados para defender sus ideas. Realizan un salto inductivo brutal, que consiste en negar una rama ideológica entera por una acción o conjunto de acciones determinadas. Un ejemplo: los marxistas inductivistas vulgares antiestalinistas utilizan como argumentos las “escandalosas y horribles” matanzas del gobernante para afirmar que todo lo que saliera de su boca o de su puño (en forma de palabras) es erróneo y no debe ser escuchado. Algunos incluso llegan al extremo de afirmar que no debe ser ni permitida su difusión. Muy lejanos y adelantados en cuanto a coherencia están aquellos compañeros que, sin renegar de su ideología (no estoy defendiendo una fusión feliz de todas las ramas marxistas) la defienden con argumentos pensados y estudiados, y están abiertos siempre a la crítica y a nuevas propuestas que no sean de su ideología. No sería la primera vez que coincidiera, siguiendo con el ejemplo anterior, con algún compañero detractor de Stalin que, sin embargo, comparta las ideas expresadas por este en su libro El marxismo y la cuestión nacional. ¿Es esto traicionar a la propia ideología? No. Esto es progresar intelectualmente usando la dialéctica.
Otro tema frecuentado usualmente por los inducitvistas vulgares es el tema de los partidos comunistas en España. Bien es cierto que en este país tenemos una situación peculiar (como en tantas cosas) en cuanto a partidos se llaman, pues tenemos más de un partido comunista. PCE, PCE (m-l), PCPE… No voy a entrar ahora a calificar a cada partido u organización comunista, pues no viene a cuento. Aquí los inductivistas vulgares se relamen los bigotes…y ya la tenemos otra vez. Partidarios del PCE que defienden que el PCPE es un partido autoritario y excluyente, votantes del PCPE que critican a los otros por ser unos vendidos, afiliados al PCE (m-l) que van a su rollo porque, según ellos, los demás partidos son unos extremistas para uno u otro lado, miembros de organizaciones que están en desacuerdo con el resto del mundo que no sea de su pensamiento estricto… en fin, todo un circo. ¿Defiendo nuevamente aquí la fusión feliz de todos los partidos y organizaciones comunistas españolas en un único partido de vanguardia? La respuesta sigue siendo no. Aunque sí que es posible englobar a un conjunto de estas fuerzas más próximas ideológicamente, rechazando evidentemente a los oportunistas y los vendidos al capital, en una coalición o unión bajo unos puntos comunes. ¿Es posible así mismo concebir que un miembro del PCE no sea un vendido, o que un miembro del PCPE no sea un terrorista autoritario? Pues mi opinión en que sí, por muy extraño que pueda parecer, el conjunto de miembros de un partido no es nunca homogéneo. Un claro ejemplo de avance supone aquí la unión de Unión Proletaria con el PCPE, efectuada hace unos pocos días, bajo un documento conjunto pactado.
Polémica es también la historia, especialmente la soviética y la cubana, y aquí se vuelven a enzarzar los inductivistas vulgares en nuevas peleas. Defensores de absolutamente el 100% de las medidas tomadas en la ex-unión de repúblicas socialistas soviéticas, sin excepción (y sin información). Detractores también del 100% de las medidas adoptadas por ese país alegan incluso que no era socialista. Defensores a ultranza del régimen de  los Castro en Cuba afirman que es falso que exista cualquier privación de la libertad allí, y que se trata de una especie de paraíso socialista mundial. Detractores de Cuba cuya dejan claro que su visión de esta se acerca más al de un infierno genocida en el que si no llevas una hoz y un martillo pintados en la pasta de las gafas eres objeto de encarcelamiento y torturas hasta la muerte por parte del estado cubano. Y no nos metemos ya con China o Corea del Norte, pues la URSS y Cuba son ejemplos mucho más claros y que se dan continuamente. Y tenemos lo mismo de siempre, una panda de borregos pegándose para ver quién tiene razón, cuando todo inductivista vulgar está inherentemente equivocado no ya en sus conclusiones (que también suele estarlo) sino en sus formas. Y alguien propone ¿y si tomamos los aspectos buenos de cada país y los aplicamos a nuestra forma de pensar? Y ese alguien rara vez es escuchado.
Como puede apreciar el lector, la cantidad de casos que se pueden dar para estas prácticas inductivistas ronda el infinito y roza la pesadez. Polémica entre revolución pacífica/violenta, entre la dictadura del proletariado/no dictadura del proletariado (si, la hay, aunque parezca extraño), entre régimen de Partido único y pluralidad de partidos…y dentro de poco habrá polémica hasta entre si nos referimos a Marx como Karl o como Carlos. ¿Se da cuenta el lector de la enorme expansión de esta enfermedad inductivista en nuestro movimiento, y a cuántas partes de éste afecta? ¿No parece evidente la gravedad del mismo, consecuencia de dicha extensión, que ha llegado ya a echar raíces en nuestra ideología? ¿No parece entonces primordial, totalmente necesaria la lucha y eliminación de este cáncer de nuestro movimiento?
IV

Abordemos pues posibles soluciones a este problema. La actuación ante este problema no es la misma que la que propuse para el inductivismo vulgar en personas no-marxistas. Mientras que para estos aconsejé focalizar la lucha en la eliminación del método entre la población e “ignorar” (en la medida de lo posible, no siempre) a aquellos elementos inductivistas autoritarios que sabemos de antemano que no van a cambiar su opinión, la actuación ante el inductivismo vulgar en nuestro movimiento debe ser bien distinta. Debemos nuevamente focalizar nuestra lucha, si, pero esta debe ir dirigida ahora a nuestros propios miembros, no a la población no-marxista. Es evidente que nuestra tarea consiste en erradicar éste método, pero dicha erradicación debe realizarse con extrema cautela, pues puede desembocar en una escisión enorme e improductiva entre nuestras filas, cosa que no nos interesa por lo expuesto anteriormente. Luchar contra la escisión escindiéndonos improductivamente sería hipócrita e insensato. Distinguiremos pues dos casos. El primero es el de aquellos marxistas inductivistas vulgares que recurren a este método porque no conocen otro, por comodidad o por ignorancia. Su caso suele ser el de una persona, generalmente joven, que, indignada por la situación actual, ve una salida en nuestro movimiento y se abraza desesperadamente a él, como un cachorro lo hace a su madre. Es un caso comprensible, pero que debe cambiar.

Otro caso distinto a este y que se da con una frecuencia menor es el de aquellos inductivistas vulgares que recurren a este método por decisión propia. Marxistas vulgares, como se les ha definido dentro de la taxonomía marxista. Rescato a continuación un fragmento del escrito Necesidad histórica y papel del individuo en la historia del compañero F. Umpiérrez Sánchez, que dice lo siguiente:

Al marxismo se le ha criticado por multitud de lados. Uno de ellos es por su determinismo. Se le atribuye al marxismo la afirmación de que la economía determina la superestructura política e ideológica. Se le atribuye igualmente al marxismo el principio de que el individuo no es nada y la determinación social lo es todo. Se le atribuye en suma al marxismo la negación de la autonomía de la conciencia y la negación de la libertad individual. ¿Pertenecen estas ideas y principios al marxismo? Esta pregunta tiene una respuesta doble: pertenecen al marxismo vulgar, pero no pertenecen al marxismo originario [añado: porque el marxismo es científico y no entonces dogmático]. Muchos marxistas leninistas, a quienes les encantan las palabras muy sonoras, bajo la supuesta defensa de la filosofía marxista, defienden en el fondo una concepción del mundo mecanicista y unilateral. Las palabras que emplean los marxistas vulgares son las mismas que las que emplearon los marxistas clásicos, pero los conceptos son distintos.

 A modo de ejemplo, citaré el primer párrafo del texto de dicho compañero:

El pensamiento de los grandes clásicos de la filosofía y de la política sufre por parte de sus herederos y supuestos representantes toda suerte de tergiversaciones, adulteraciones y vulgarizaciones. La vulgarización se produce fundamentalmente por el esfuerzo de algunos popularizadores de simplificar y hacer entendible al público de masas las grandes ideas. Pero de ese modo lo que hacen es liquidar la complejidad y profundidad del pensamiento que popularizan. Y después ocurre que los detractores de aquel pensador, llámese por ejemplo Ilích Ulianov, no someten a crítica su pensamiento originario, sino el pensamiento vulgarizado por los terceros. Y derribando las ideas vulgarizadas, los detractores del pensamiento leninista creen estar derribando sus ideas originarias (el subrayado en los dos textos es mío)

¿No es acaso este un ejemplo de inductivismo vulgar? Un inductivismo vulgar que toma fuentes no primarias (vulgarizadas) y, sin realizar una lectura crítica de ellas, argumentan en contra de ellas para después, mediante su salto inductivo, eliminar el conjunto de la ideología. Tenemos pues un caso de marxismo vulgar inductivista [vulgar, pero omitimos este tercer calificativo por razones estéticas] frente al anterior caso de marxismo inductivista vulgar, fruto de la ignorancia, de la indignación o de la desesperación. Debido a esta distinción de intenciones, las actuaciones ante los marxistas inductivistas vulgares y los marxistas vulgares inductivistas debe ser, lógicamente, distinta.

Cuando abordamos el tema de la actuación ante los marxistas inductivistas vulgares nos viene a la cabeza el método de actuación dialéctico y educativo. En efecto, ante estos marxistas nuestra tarea debe ser la de animarlos y conducirlos por el buen camino mediante la dialéctica y el diálogo con ellos. Las escuelas marxistas improvisadas que derivan de la música, y el arte, los grupos de personas, la educación en organizaciones, etc. deben adquirir aquí un papel importante. Estos marxistas inductivistas vulgares suelen ser compañeros que se han introducido al marxismo de forma rápida y descuidada. Debemos, pues enseñarles a actuar con autonomía, inteligencia y autocrítica, es decir, a pensar críticamente, sustituyendo ese abrazo desesperado que mencionamos antes por un diálogo intelectual constante. Debemos, pues, sustituir su inductivismo vulgar por el pensamiento crítico. Debemos eliminar esa vaguería que impide a estas personas adentrarse en nuestra ideología y sustituirla por un afán de conocimiento que las lleve a ser críticos y consecuentes.

La posición que se debe tener respecto a los marxistas vulgares inductivistas es bien distinta. Muy a mi pesar, veo como única solución productiva para estos casos la que ya ejemplificamos en los inicios de este artículo con aquella frase de Lenin que abogaba por la depuración como método de fortalecimiento y progreso. El destino de estos marxistas vulgares inductivistas no será pues otro que su eliminación de nuestras filas, bien por la escisión productiva natural resultante de nuestras discrepancias o bien por la escisión productiva obligada. Antes de terminar, quiero dar un apunte en lo referente a estos marxistas vulgares inductivistas que se engloba como un ejemplo práctico que ya he observado en repetidas ocasiones, y que puede generar confusión, por lo que veo necesario aclarar. Los inductivistas vulgares se encuentran sobre todo rozando dos extremos opuestos, uno que ya conocemos todos muy bien, el revisionismo, y otro que se conoce como dogmatismo. Definir estos conceptos es tarea sencilla, y no hay más que remitirse a la obra más famosa de Mao Tse-Tung para encontrar una definición aceptable, que reproducimos a continuación:

Tanto el dogmatismo como el revisionismo son contrarios al marxismo.  Inevitablemente, el marxismo avanzará, progresará con el desarrollo de la práctica y no permanecerá estático. Quedaría sin vida si se estancara y se estereotipara. No obstante, nunca se pueden violar los principios básicos del marxismo; violarlos es cometer errores. Es dogmatismo enfocar el marxismo desde el punto de vista metafísico y considerarlo como algo rígido. Es revisionismo negar los principios básicos del marxismo, la verdad universal del marxismo.

Ya conocemos entonces a qué hacemos referencia cuando decimos revisionismo y a qué cuando decimos dogmatismo. Pues bien, dentro de cada corriente abunda el inductivismo vulgar. El que estas corrientes estén enfrentadas no hace más que crear una contradicción de intereses entre ambas clases de inductivistas, lo que resulta en que unos se acusarán a otros de cosas que no son y, llegando más lejos, meterán en el saco del revisionismo o del dogmatismo a compañeros que no son ni lo uno ni lo otro, pues sus conceptos de revisionismo y dogmatismo, recordemos, no proceden del pensamiento crítico. Por lo tanto, mucho ojo y precaución, porque, aunque el revisionismo, como explica Mao, es más peligroso que el dogmatismo, no debemos caer en esta posición para destruir el primero, pues de lo contrario no podremos destruir el segundo. Cuidado con aquellos revisionistas que os tiendan su mano para derrotar a los dogmáticos y viceversa, no olvidéis que la mano que os tienden en un principio la apartarán después para conseguir sus propios objetivos. Nuestra crítica debe ser, como también concluyó el presidente Mao, plenamente razonada, analítica y convincente, y no burda, burocrática,  metafísica o dogmática.

Un último punto a señalar: realmente, la proporción de marxistas vulgares inductivistas frente a marxistas inductivistas vulgares es claramente favorable a los segundos. En nuestra lucha por depurar nuestra ideología de extremos improductivos y anticuados, no debemos nunca perder la cabeza y extenderla también a aquellos compañeros que más que falta de valores marxistas presentan falta de educación. De lo contrario, cometeremos un error gravísimo que acabaremos lamentando profundamente en un futuro, cuando nos veamos convertidos en dictadores férreos seguidos por un escasísimo número de compañeros que habrán perdido ya el estatus de masa ciudadana.

V

Concluimos finalmente lo siguiente: una de las causas por las que nuestro movimiento no cuaja entre la población es precisamente la falta de madurez de algunos de nuestros compañeros. En una sociedad como la actual, donde está de moda “ser rojo” y “ser comunista” es una posición más de rebeldía adolescente que de decisión ideológica, impera la necesidad de organizar y depurar nuestras filas. Nuestro mensaje debe ser serio y debe venir de la mano de personas serias. De lo contrario, veo muy difícil que nuestro movimiento avance, y dudo mucho que, en caso de hacerlo, lo haga en el buen sentido. Afortunadamente, muchos de nuestros compañeros han comprendido este asunto desde hace mucho tiempo y han dedicado su tiempo a educar a los integrantes de nuestro movimiento. No puede permitirse que existan marxistas que defiendan el régimen de Corea del Norte y afirmen a la vez que el marxismo pretende la fusión mágica de la burguesía y el proletariado en una clase única y perfecta. No es broma, este caso me lo encontré hace unos meses. No puede ser que haya marxistas que afirmen que lo son pero que su ideología no se puede aplicar porque ya no existe el proletariado, que también los hay y los he visto. No puede ser que haya marxistas que defiendan salir a la calle y quemar y matar a todo aquel que no se declare marxista, y que no sepan responder a una pregunta tan simple como qué es el plusvalor (¿debemos aplicar su método y acabar con su vida?) Todos estos casos se irá reduciendo a medida que nuestro movimiento se regenere en este país. No debemos pues sino acelerar esta tarea para garantizar un régimen socialista coherente en nuestro país. Educar antes de actuar, crear una vanguardia antes de hacer una revolución. Lo uno sin lo otro nunca funcionará. Hagamos, pues, que funcione.

lunes, 17 de octubre de 2011

LA DESEADA ILEGALIDAD DE LA BANDERA TRICOLOR

LA DESEADA ILEGALIDAD DE LA BANDERA TRICOLOR                                                                                             

1.      Introducción. Surgimiento de la tricolor

            Rojo. Amarillo. Púrpura. Son esos colores la causa frecuente de problemas y discusiones. ¿Es la tricolor ilegal? ¿Realizan, por lo tanto, los republicanos actos no acordes a la ley y por lo tanto ilegales? ¿Nos pueden detener entonces por ello? Son preguntas frecuentes y que cada cual parece responder a su manera, muchas veces sin tener plena constancia de si lo que dice es realmente lo que es o solo su invención.

            Lo primero que se debería aclarar es que el reconocimiento de dicha bandera por parte del colectivo republicano no es total. Es decir, no todos los republicanos la reconocen como suya. La bandera tricolor fue oficial durante la II República española. El Decreto del 27 de abril de 1931 así lo aclara: “Se adopta como bandera nacional para todos los fines oficiales de representación del Estado dentro y fuera del territorio español y en todos los servicios públicos, así civiles como militares, la bandera tricolor que se describe en el art. 2º de este Decreto.” (Gaceta de Madrid (1931)). Dicho artículo estuvo presente en la Constitución de 1931: “La bandera de la República española es roja, amarilla y morada” (Cortes Constituyentes (1931), p.1) La tricolor es pues, a instancias legales, representativa de la II República en España. Meter a todos los republicanos en el saco de los que defienden con sangre esta bandera es del mismo modo otro error. No se debe olvidar que dicha bandera no es más que un símbolo que algunos recuerdan con nostalgia y otros aguardan con esperanza. Pero un símbolo, no una representación de colectivo, ni muchos menos, de un ideal.

            Aún así, dicha bandera no surge en 1931, sino mucho antes, en 1820. Según M.Márquez Padorno “el General Riego tras "reproclamar" la constitución de Cádiz en Cabezas de San Juan provoca durante un breve lapso de tiempo - apenas tres años- la apertura liberal del gobierno de Fernando VII. Durante este periodo se funda la Milicia Nacional a la que se le asignan banderas moradas con el escudo de Castilla y León. Poco duró dicha divisa pues ese mismo año es sustituida por otra rojigualda con el lema Constitución en su franja central.
En 1823 el regreso de Fernando VII al Absolutismo acabaría también con la propia Milicia Nacional. En 1843 bajo el reinado de Isabel II se decretó por primera vez, el 13 de octubre, la unificación de la bandera de España. En dicho decreto regulador se permite a los regimientos que antes tuvieran banderas moradas el uso de tres corbatas (corbatas son los cordones que cuelgan de los extremos superiores de las banderas) con los colores rojo, amarillo y morada.
Tras el destierro de Isabel II, el Gobierno Provisional cambia el escudo monárquico sustituyendo en él a la corona real por la mural y añade las columnas de Hércules. Ambos símbolos los heredará el escudo que adorne la bandera tricolor en la Segunda República”
En la etapa de 1875-1930 “comienza a verse la bandera tricolor en casinos, periódicos y centros de adscripción republicana. Y es tal el fuerte vínculo de estos colores con la idea de República, de cambio y de progreso, durante los reinados de Alfonso XII, Alfonso XIII, la regencia de María Cristina y las Dictaduras de Primo de rivera y Berenguer, que, en un arranque de espontaneidad, una vez conocidos los primeros resultados de las votaciones del 12 de abril de 1931, especialmente en Madrid el pueblo se echó a la calle portando insignias, escarapelas y banderas con los tres colores de la República” (Márquez Padorno (n.d))

            La bandera tricolor no surgió pues durante la II República, pero solo fue oficial en dicho período. Hacer apología del oscuro y criminal espíritu republicano para justificar la ilegalidad de dicho símbolo es, pues, algo carente de sentido, ya que, aunque la tricolor es aceptada y honrada por una gran parte del colectivo republicano, no lo es por otra parte de este, y solo fue bandera oficial durante una de las dos Repúblicas dadas en España, aun cuando su surgimiento fuera anterior a esta

2.      Legalidad de las dos Repúblicas Españolas

            Argumentar la ilegalidad de la tricolor usando como base la ilegalidad del régimen al que representa, la República, es un argumento rotundamente erróneo. La primera puntualización que se debe hacer es que la tricolor fue bandera oficial de la II República, no de la I (como anteriormente se ha explicado). Esto es algo a tener en cuenta a la hora de referirse a dicha bandera como representativa de las Repúblicas en España. Ojo, es representativa de la II República, no de la primera.

¿Fueron las Repúblicas ilegales?. Vayamos una a una explicándolo:
            El advenimiento legal de la I República estuvo marcado por tener como monarca a Amadeo I de Saboya, procedente de Italia. Situémonos. Año 1868. En esa fecha tiene lugar un pronunciamiento militar de la mano del general Prim, el general Serrano, el almirante Topete, entre otros. Esta sublevación trajo como consecuencia el destrono de la entonces actual monarca, Isabel II. J.Anguita recalca que “en el año 1868 no existían las organizaciones obreras” por lo que fue una “revolución de militares y unas pocas capas de personas de clase media y media-alta” (Anguita (2009)). Ese nuevo Gobierno realiza una nueva Constitución (la de 1869). Sin embargo, siguen queriendo un rey. El problema, y esto es algo curioso, es que los que no quieren gobernar en España son los propios reyes de Europa. Pero al final se fijan en el duque de Aosta, de la casa italiana de Saboya, que acepta el cargo y se convirte en el rey Amadeo I de Saboya. Su reinado fue muy corto y nada fácil debido a que “no cuajaba ni la monarquía ni el proyecto político(Anguita (2009)). Amadeo I se cansa, se harta de España (y esto no es una exageración, recordemos que Amadeo primero solía decir “per Bacco, Io non capisco niente. Siamo una gabbia de pazzi” (¡Por Baco, no entiendo nada, esto es una jaula de locos!). El caso es que Amadeo I se cansa de España y dimite (algo excepcional, un rey que dimite de su cargo). En ese momento, el país queda inseguro y anonadado. En las Cortes, los diputados declaran la I República. De este modo, la I República llegó de forma completamente legal y sin presencia de una revolución, como sostienen algunos.
           
            Veamos ahora el advenimiento de la II República. Pongamonos en el contexto de la dictadura del general Primo de Rivera. Durante esa época, poco a poco, se fueron forjando el odio y la desconfianza al ver que Primo de Rivera se negaba a abandonar el poder. Hay que destacar que se funda la Alianza Republicana, las FAI, la FUE, etc. Pues bien, llegados a este punto, en el perído conocido como dictablanda del general Berenguer, se da el llamdo Pacto se San Sebastian (en el que intervinieron, por ejemplo, A.Lerroux de Alianza Republicana; M.Azaña de Acción republicana, Alcalá Zamora de la derecha liberal republicana, etc.). En ese pacto, se acuerda llevar a cabo un levantamiento militar y una huelga general (motivada por UGT, CNT, etc...) El 12 de Diciembre fracasa ese intento de movimiento revolucionario (la conocida sublevación de Jaca de F.Galán y A. García Hernánez, que, por cierto, fueron fusilados por Primo de Rivera).
Un tiempo después, el 12 de Abril de 1931, bajo el mandato del general Aznar (tío abuelo del pasado presidente de España J.María Aznar) se convocaron elecciones a municipales para nombrar alcaldes, antes de convocar elecciones generales. Los partidos de izquierdas, agrupados en la Conjunción republicano-socialista, ganaron estas elecciones de forma aplastante (en cuarenta y uno de las cienquenta y dos capitales de provincia y en todas las ciudades importantes del País). Como después de esas elecciones llegaban las generales, se empezó a plantear la salida del rey. El rey se plantea resistir y luchar contra el pueblo que ha votado. Sin embargo, son los propios militares (y en concreto el general Sanjurjo) los que le instan a tranquilizarse e irse de España. De esta forma, de forma pacífica, se proclama la II República en España. Un dato curioso lo aporta J.Aguita. Hay una gran manía de parte de la derecha de fomentar que la República llegó de forma salvaje y violenta. Ya hemos visto que no. Pero además, como apunta Anguita, “son las Juventudes Socialistas las que se hacen cargo de que nadie asalte el palacio real para que no se hiciera daño a la reina y sus hijos” (Anguita (2009)). Un regalo para todos aquellos que califican a los republicanos de rojos infames y violentos. Como se ve, la II República llegó a España de forma también legal y no violenta.

Estos dos datos deben tenerse en cuenta para defender la legalidad de los dos regímenes republicanos, que, por cierto, acabaron los dos con dos golpes de estado. Nadie que se precie republicano debería olvidar que las Repúblicas fueron legales, algo crucial también a tener en cuenta en el tema de la tricolor.

3.      Legalidad Constitucional y estado de no-oficialidad de la tricolor

            Nos remitiremos primeramente a la actual Constitución de 1978, citando algunas partes de la misma:
---Artículo 1.1 C.E.: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
--Artículo 6 C.E,: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.
---Artículo 16.1 C.E.: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.”
---Artículo 20.1 C.E.: “Se reconocen y protegen los derechos: A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción...
---Artículo 20. 3 C.E.:.“ Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.“

(Fuente: B.O.E. (1978). pp.7, 9, 10.)

            En primer lugar, el artículo 1.1 afirma que “España […] propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”. Como cualquier estudiante, profesor o catedrático de historia sabrá se sobra, el régimen republicano aspira a la libertad, la justicia y el pluralismo político. La propia Constitución Republicana así lo afirma en sus artículos primero
---Artículo 1 C.E (1931): “ España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo […](Cortes Constituyentes (1931) p.1)
---Artículo 2 C.E (1931): Todos los españoles son iguales ante la ley.“ (Cortes Constituyentes (1931) p.1)
Es correcto afirmar pues que la II República cumple en su Constitución con las aspiraciones de la actual. Los ideales republicanos no van en contra de las bases de la democracia.

            Los artículos 6, 16.1 y 20.1 garantizan la libertad ideológica, el derecho a expresar libremente los pensamientos e ideas, y el pluripartidismo. Entonces, de acuerdo con dichos artículos ¿Por qué iba a ser ilegal una bandera tricolor, a sabiendas además de la legalidad de dicho régimen? Con una mínima capacidad de razocinio se podrá deducir, de estos cuatro artículos, que la bandera republicana no tiene carácter anticonstitucional.

            Ahora bien, que la tricolor sea legal no implica que sea oficial. El artículo 4.1 de la Constitución actual establece que “La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.” (B.O.E. (1978). p.7). Por lo tanto, la bandera republicana tricolor no es la oficial, pero sí está permitido llevarla y portarla en manifestaciones y reuniones, siempre que no impliquen el daño a la propiedad, a las personas, etc.

4.      Legalidad jurídica de la tricolor

            Aún a pesar de este razonamiento acorde a la Constitución, muchos siguen defendiendo la ilegalidad de la bandera republicana tricolor. De forma individual, se han producido conflictos entre ciudadanos y Guardia Civil, ciudadanos entre sí, etc. Los argumentos que exiban las personas de derechas, monárquicas o fascistas poco vienen a cuento, pues son argumentos que entran dentro de su concepto de lo que es bueno o no, legal o no, etc. y, aunque criticables, no son tan graves como el segundo caso. En este, la retirada de banderas por parte de organismos estatales como la Guardia Civil si que tiene mención, ya que su ejercicio es meramento profesional y no deberían, en teoría, expresar sus ideales mediante la negación de un derecho que, como ya hemos visto, está avalado por la Constitución.

            Si nos remitimos a la prática, el caso más destacado es el de Torrelodones de 2002:
En Julio de 2002, durante las fiestas patronales, un chiringuito montado por una coalición de izquierdas exibió la bandera tricolor. El Ayuntamiento de Torrelodones (Madrid), gobernado, por cierto, por el P.P. (Partido Popular), ordenó retirar dicha bandera del chiringuito. Sin embargo, a instancias legales se considera como parte al Ayuntamiento de Torrelodones, no al P.P. El partido de izquierdas I.U. (Izquierda Unida) denunció dicha resolución del Ayuntamiento de Torrelodones. La sentencia, que data del 15 de Diciembre de 2003 (notificada el 14 de Enero de 2004) falló a favor de I.U basándose en cuatro puntos:
el valor del pluralismo político, que implica, en lo que ahora importa, libertad para pensar, expresarse y participar o no participar en los procesos políticos en condiciones de transparencia e igualdad con los demás actores políticos, y en la medida en que la democracia implica pluralismo, ampara la discrepancia y las formas en las que ésta pueda manifestarse, siempre que esa expresión sea, a su vez, respetuosa con los derechos de los demás” (T.S.J.M. (2003) o.3)

En el caso examinado resulta de Izquierda Unida de acuerdo con lo establecido en sus Estatutos aprobados en la Asamblea Federal de 29 de octubre de 2000 recoge en el articulo 5.3 entre sus enseñas la bandera Republicana (roja, amarilla y morada) por lo que como organización política esta optando por una determinada ideología que debe respetarse y protegerse pues no entra en contradicción ni con el articulo 4 de la Constitución ni con el articulo 6 de la Ley de Partidos Políticos al desenvolver su actividad en el marco establecido por la Constitución” (T.S.J.M. (2003) o.3)

el Ayuntamiento de Torrelodones ha impedido que la actora pudiera manifestar y expresar su ideología política con la exhibición de la bandera Republicana en el chiringuito instalado en el Parque de Pradogrande de Torrelodones. Además se le ha impedido el ejercicio de dicho derecho sin que concurran razones y motivos con la entidad suficiente como para poder restringir el uso de un derecho fundamental reconocido en el articulo 20.1 en relación con en el articulo 16.1 de la Ce. (…) Esta Sala entiende que no es suficiente la razón que expone el Ayuntamiento de Torrelodones para limitar el ejercicio de los derechos constitucionales aludidos. Resulta difícil entender que la alteración del orden publico (…) difícilmente puede incitar a la violencia, el racismo, la xenofobia o cualquier otra forma de discriminación que atente contra la dignidad humana.” (T.S.J.M. (2003) o.3)

Es comprensible la preocupación del Ayuntamiento por la posible alteración del orden publico… Pero ello no puede justificar el que se haga referencia a dicha situación como motivo que prohíba a Izquierda Unida exhibir la bandera Republicana que, por otra parte, como manifestación de su ideología política respeta el orden jurídico existente.” (T.S.J.M. (2003) o.4).

            El TSJM concluyó en el fallo: “debemos declarar y declaramos que la citada resolución es contraria al ordenamiento jurídico en cuanto vulnera los derechos fundamentales expuestos en los artículos 16.1 y 20.1,a) de la Constitución Española“ (T.S.J.M. (2003) pop.4, 5)

            Por lo tanto, el TSJM indica que el colocar una bandera segundorepublicana en una caseta de fiesta municipal esta amparada por los derechos fundamentales a la libertad de expresión y a la libertad ideológica, el pluralismo político y la igualdad ante la ley. Solo se consideraría dicha bandera ilegal o inconstitucional cuando incite al racismo, la xenofobia, la discriminación o cuando se atente contra la dignidad humana. Se debe aclarar que la sentencia del TSJM no debe servir de fundamento teórico a generalizar. Se trata de una demostración práctica de la fundamentación teórica desarrollada en el punto 2. El TSJM no se pronuncia en cuanto a ideal alguno, o contra otras simbologías aparte de la tricolor.

            Con este punto cerramos la base teórica expuesta en el apartado anterior y la demostración práctica expuesta anteriormente.

5.      Blanco o negro. Las manipulaciones referentes a la tricolor

            Uno de los principales motivos que explican la confusión acerca de la legalidad de dicho símbolo son las numerosas interpretaciones del mismo:
           
            En la derecha se ha extendido la defensa de la legalidad en el ámbito público, omitiendo cualquier opinión contraria a esta en artículos o escritos destacables. Sin embargo, las palabras se las lleva el viento. En sustitución del famoso discurso engañoso derechista aparecen ahora los ya también famosos actos de violencia derechistas, de los que nadie, casualmente, se hace responsable, pero cuyos actores se proclaman de derechas. Podemos así destacar el caso de la sede de I.U. de Logroño...
“el primero de los ataques se produjo en la antigua sede de IU, en Avenida General Espartero, 3, hace cuatro años, cuando el local fue atacado, apedreado y pintado con emblemas fascistas y nazis o eslóganes como "Arriba España". Estos hechos, según detalla IU, se reprodujeron meses después, a pesar de haber presentado la denuncia ante la Policía.
Desde el reciente traslado de la sede de IU y el PCE a la calle Portales, IU asegura que los ataques se han multiplicado y que el de mayor gravedad ha sido el ocurrido esta noche. IU dice también que en los últimos meses se ha producido el robo de dos banderas republicanas y una arco iris que ondeaban en el balcón de la sede de IU.
IU y el Partido Comunista de España (PCE) lamentan estos hechos y dicen reafirmarse en que "seguirán trabajando y defendiendo sus ideas republicanas, de transformación social y de izquierdas en La Rioja".” (Público (2009))

            Aun a pesar de carecer apenas de escritos destacables en contra de dicha bandera, si abundan por doquier escritos de carácter no oficial acerca de dicho símbolo. Rescatemos algunas opiniones de internautas:
            Aquí tenemos tres banderas, la tricolor republicana, la del escudo franquista y la rojigualda             con el toro. Son numerosas las ocasiones en que los medios de comunicación caen en el error de referirse a la segunda, la franquista, como inconstitucional o preconstitucional. Vayamos al artículo 4 de nuestra Constitución:
            “La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla, roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas”.

            No dice nada más. De las tres banderas que he expuesto solo hay una, la republicana, que no cumple dicha norma, con lo que la inconstitucional es la tricolor, las otras dos son perfectamente constitucionales“. (Liberand (2008))

            Es lamentable la justificación teórica acerca de la ilegalidad de la tricolor, como lo son también los actos prácticos de quema, robo y deshonra de dicha bandera. La estrategia de la derecha ahora es callar. Pero, ¿cómo se explican las acciones vandálicas llevadas a cabo por personas? ¿Cómo se explican los argumentos de gente de derechas en contra de la tricolor?. Toda opinión y todo acto viene de algún lugar. No me refiero en absoluto ni pongo como concreto dicho lugar, sino que dejo esa pregunta a la reflexión de cada uno.

            Triste es también el comportamiento de la izquierda en lo referente a la bandera tricolor. En este caso, la política de actuación es bien distinta a la de derechas: consiste en manipular y tergiversar la información para reflejar una idea falsa de la original. Así, leemos cosas como:
            Exhibir banderas republicanas está amparado por los artículos de la Constitución que consagran la libertad ideológica y la libertad de expresión, según una sentencia de la Sección Novena de la Sala de Lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, a la que tuvo acceso Servimedia. […]Tras explicar que la coalición es una "formación política legalmente constituida y que respeta los valores democráticos, si bien es un movimiento social que propugna desde los mencionados valores democráticos la consecución de un estado de derecho federal y republicano", la sentencia señala que la citada prohibición de la bandera republicana dictada por el Ayuntamiento de Torrelodones "vulnera el derecho de IU a expresar y difundir libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, derecho reconocido de la Constitución, más aún cuando dicha expresión se realizaba de forma pacífica y respetuosa […]El citado tribunal afirma que las razones del Consistorio para retirar la bandera tricolor "restringen gravemente el ejercicio de los derechos fundamentales", ya que "la simple manifestación y exhibición de una bandera republicana no puede entenderse que altere gravemente el orden público, que sí podría verse alterado, en cambio, por el consumo habitual y en grandes cantidades de bebidas alcohólicas en las fiestas"." (U.C.R., (n.d))
            Conviene explicar este fragmento del artículo. Para empezar, no es el TSJ el que dicta la sentencia, sino el TSJM, un organismo con mucho menos poder que el TSJ y del que no se pueden generalizar sus sentencias. Por otra parte, el artículo proporciona una serie de citas que expone como literales de la Sentencia. Sin embargo, cualquier persona que se remita a la fuente podrá comprobar que, aunque pone eso, se está refiriendo a los argumentos expuestos por I.U., no al fallo del tribunal. El TSJM se limita a recoger estos datos en el Fundamento Jurídico 3º, resumiendo la posición de I.U., pero sin pronunciarse. Además, la falta total de fuentes indica o un caso de plagio (prefiero pensar que se pidió el consentimiento antes que presuponer un caso de plagio) o una falta total del sentido de la responsabilidad, al omitir las fuentes en un tema tan serio como es una sentencia judicial. En lo referente al resto del artículo que hace referencia a la legalidad de la tricolor, no tenemos objeción alguna. Sin embargo, la influencia de este escrito es inmensa, apareciendo literal en páginas como ww.porticolegal.com/ (una web de derecho), www.lavozdesalamanca.com/, arkimia.nireblog.com/, http://www.profesionalespcm.org/, Rebelión.Org, etc. Es tal la influencia de dicho artículo que consideramos que la manipulación que se realiza en una parte de este es un error demasiado grave como para ignorarlo.
            Nos abstenemos que comentar lo referente del artículo a la simbología fascista, pues no entra dentro de los objetivos de este escrito. Puntualizar que ni todos los medios de derechas ni todos los de izquierdas publican u opinan estos valores. Las expresiones “medios de derechas” y “medios de izquierdas” son solo generalizaciones.

            En general, tanto unos medios como otros parecen estar enzarzados en una contínua lucha. Aunque la razón la tienen los medios de izquierdas en lo referente a la legalidad de la tricolor, el medio que usan para difundirlo no es el adecuado. Los medios de derechas deberían a su vez replantearse hasta que punto es preferible aefrrarse a una visión sesgada y partidista de la realidad.

6.      Conclusión

            Por todo esto podemos concluír que, aunque la bandera tricolor no es la oficial, tampoco es inconstitucional. Según el T.S.J. y la Constitución (artículo 20.3.), los únicos motivos para prohibir una bandera son que incite a la violencia, el racismo, la xenofobia u otras formas de atentar contra la dignidad humana. La bandera tricolor no hace apología de tales fines o actos, por lo que es legal. Que sea legal no implica que sea oficial, del mismo modo que la bandera del orgullo gay no es la oficial pero sí es legal. De esto se extrae que la oficialidad de la tricolor es siempre nula, mientras que su legalidad depende del uso que se la de. Con un uso no violento, que no incite a violencia alguna o que no sustituya a la bandera oficial, la tricolor es legal. Si se le da un uso delictivo o que incite a la violencia, es ilegal. Es de presuponer que todos los manifestantes y ciudadanos que porten dicha bandera no la usan con motivos criminales, de modo que retirar dicha bandera a priori no es admitible en ningún caso.

            Conviene concluír este artículo con una cita de la autora destacada al principio del mismo, M.Márquez Padorno: “Herencia de Castilla, de los seguidores de Riego, del trienio federal y los liberales y, sobre todo, del sentimiento del pueblo español, la bandera tricolor pesa más en los corazones que en la historia. La fidelidad a ella ha sido y es un símbolo de fe y de esperanza hacia un futuro más utópico que real. Sin tiempo para consolidarse como símbolo de un estado, sus colores acogen a un pueblo que se quedó sin patria y sin referencias cuando ahogaron, junto al morado de su tercera franja el progreso, la igualdad y las libertades que representaban”. La tricolor es un sentimiento, es un símbolo de esperanza, no de violencia. Por cada uno que realiza actos violentos en el nombre de dicha bandera cien más guardamos silencio y condenamos la imagen falsa que se nos quiere adjudicar. Cualquiera que, después de informarse en los aspectos jurídicos que apoyan la legalidad actual de dicha bandera, siga sosteniendo un argumento en contra de esta, no hará más que justificarlo con un típico pensamiento fascista: “porque... ¡lo digo yo!”  Esta es la falacia que más útil resulta para irse a la cama de buen humor, a sabiendas de que, nuevamente, el razonamiento y la cultura han superado al fascismo y el engaño.

7.      Bibliografía

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·         T.S.J.M. (2003). “TSJM ( S 15-12-2003, rec. 1927/2002.)(castellano). España. Consultado el 9 de Febrero de 2011 de http://www.izqrepublicana.es/documentacion/setenciabandera.pdf. Disponible en http://www.izqrepublicana.es/
·         U.C.R., (n.d). Exhibir banderas republicanas es legal” (castellano). España. Consultado el 9 de Febrero de 2011 de http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/III%20republica%202007/exibir%20banderas%20repu%20es%20legal.htm. Disponible en http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/

LA CRÍTICA ANTIMARXISTA ACTUAL: DEL INDUCTIVISMO VULGAR AL PENSAMIENTO CRÍTICO

LA CRÍTICA ANTIMARXISTA ACTUAL: DEL INDUCTIVISMO VULGAR AL PENSAMIENTO CRÍTICO
I
Pretendo explicar en este ensayo, de forma sencilla, el funcionamiento general de la ya más que clásica estrategia de negación del marxismo adoptada, en su mayoría, por antimarxistas directos (reaccionarios, capitalistas, anarquistas, etc.) y antimarxistas indirectos (en su mayoría capitalistas resignados, cuya curiosa “ideología” comentaremos en otro ensayo) Dicha conducta antimarxista, infantil, dogmática y autoritaria podemos denominarla inductivismo vulgar.
En esta primera parte expondremos, a modo de introducción, un ejemplo: partimos de una persona cualquiera llamada María. De todas las religiones del mundo, María conoce solo dos, el islamismo y el catolicismo. No se ha leído ni la Biblia ni el Corán, ni ha asistido a ninguna ceremonia de ambas religiones, ni ha leído algún documento primario acerca de estas (como pudiera ser San Agustín de Hipona) Aun así, María sí que ha oído, de otras personas (su profesor de historia, sus padres…) que han existido ciertas cosas relacionadas con catolicismo e islamismo. Le han hablado de la Santa Inquisición, sobre el Hiyab y el Burka, sobre la pederastia en sacerdotes católicos, y sobre los hermanos islámicos. Todos esos casos le parecen a María fenómenos genocidas, totalitarios y crueles, contrarios a los derechos humanos que ella defiende. El catolicismo y el islam, deduce María, son religiones genocidas y totalitarias. Las religiones, en consecuencia, son creencias totalitarias y genocidas, nada recomendables para una persona libertaria como María, que es, desde este momento, atea.
Un día, María conoce a un chico en la facultad, llamado Pedro. Pedro es creyente y, cuando María descubre este aspecto suyo, piensa automáticamente sobre el carácter horrible de esta sociedad, dónde todavía existen personas defensoras de los genocidios y los totalitarismos. Al expresar este pensamiento a Pedro, este argumenta que es hindú (¿Hinduismo? ¡¿Qué es eso?!). Esta afirmación deja un poco tocada a María, que no sabe lo que es el hinduismo. Sin embargo, usa la lógica rápidamente: el hinduismo es una religión, y las religiones son totalitarias y genocidas, luego el hinduismo es totalitario y genocida. Cuando explicó esto a Pedro, este se explicó enseguida. Le dijo a María que el bajo ningún concepto apoyaba esas atrocidades, sino que defendía otros aspectos relacionados con su religión. Mentira, pensó María, en realidad Pedro apoya esos actos, aunque dice no hacerlo para pasar por buena persona. Pedro la explica que bajo su ideología atea, a lo largo de la historia, se habían cometido también grandes atrocidades, como los experimentos médicos en personas que no los autorizaban o las agresiones de ateos a creyentes. María respondió a eso que, lógicamente y debido a que nada es perfecto, su ateísmo había cometido errores, pero que actualmente cada vez son menos frecuentes y que, en todo caso, se deben solucionar los errores que todavía permanezcan activos. Cuando Pedro le expone que esa argumentación también valdría para sus creencias hindúes, María le replica enfada que eso no es posible, porque las religiones son genocidas y totalitarias por naturaleza, es decir, que dichas cualidades son inherentes a esos valores, y que por lo tanto no podrán jamás remediarse. María muestra a partir de entonces un desprecio hacia toda persona creyente, ya que apoya el genocidio y los totalitarismos indiferentemente a sus deseos de revisar su religión, e independientemente a su tipo de religión o ideas personales.
Este ejemplo le parecerá al lector medio cuanto menos cómico, e incluso insultante. Se trata de un ejemplo general de inductivismo vulgar aplicado a las religiones. Es curioso que una gran mayoría de personas rechacen este método para la mayoría de los casos, como este, pero lo acepten y lo defienden para otros casos, como es el caso marxista. Para una opción les resulta cómico e insultante, para otra opción les parece lógico y coherente. Esta hipocresía descarada, o bien se pasa por alto, o bien no importa en absoluto. En las siguientes secciones, II y III, analizaremos de forma sencilla el funcionamiento teórico de este inductivismo vulgar y su aplicación al marxismo.
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II
            Pasemos ahora a enumerar y explicar teóricamente los componentes de este método inductivista vulgar, que son: simplificación, bi-direccionalidad y juicio a priori. Estos tres elementos forman en general el armazón básico de todo argumento inductivista vulgar, que suele a su vez estar recubierto por una maraña más o menos densa de autoritarismo ideológico, con el fin de que no se destruya la argumentación que, de por sí sola, no se sostiene.
            La simplificación es un acto que consiste en varios procesos generales (que evidentemente pueden variar, pero que se suelen dar en relación al tema de este ensayo) de búsqueda, interpretación y procesamiento de la información: Primero, la eliminación del espíritu de indagación, una ausencia que ya suele venir de serie, pero que, en todo caso, se traduce en un estudio superficial de la información, soliendo destacar tan solo aspectos básicos e ignorando, en muchos casos, el contexto y las relaciones entre los elementos del mismo y los del suceso. Segundo, el uso preferente de fuentes secundarias para la obtención de la información, en vez de fuentes primarias. Debido a esto y, junto al juicio a priori, que se explicará más adelante, la argumentación suele estar plagada de sesgos, incoherencias y mentiras que se solucionarían usando las fuentes adecuadas, pero que, como es evidente, no conviene que se solucionen para que no caiga el argumento. Tercero, eliminación de toda taxonomía, excepto la muy básica (en el caso del marxismo, la terminología más básica de todas es la única que se mantiene, pero incluso los conceptos de burgués, revolución o dictadura de clase, que son totalmente elementales y aparecen en cualquier diccionario marxista, son destruidos). Dicha terminología destruida suele ser, a veces, sustituida por otra terminología inventada, lo que se relaciona con el carácter autoritario de este método y no hace sino reforzarlo mediante demagogia barata y mentiras. Cuarto y último, reducción del total de opciones o categorías de un mundo de información ideológica a un grupúsculo de ideas seleccionadas por su mayor facilidad o interés para la argumentación (esto tendrá que ver con el juicio a priori que se explicará más adelante) La simplificación es un acto que de por sí no debe ser interpretado como algo dañino, ya que la realizamos la inmensa mayoría de nosotros en nuestros hábitos diarios. Sin embargo, usar este simplismo como arma crítica sí que merece respuesta, pues no es lo mismo que usarlo como medio rápido de búsqueda de información.
Por bi-direccionalidad se entiende un método de relación de elementos basados en la inducción (de ahí la calificación de “inductivismo”. El término “vulgar” lo he elegido en base al simplismo y los juicios a priori que adopta la persona que usa este método, actos de por sí contrarios a cualquier posición intelectual, antagónicos a esta y, por lo tanto, vulgares) Este término, “vulgar”, hace también referencia a la tergiversación del inductismo que hacen estos antimarxistas, y que no hace más que degradar una técnica ya de por sí degradada como el inductismo. Este método científico consiste, primero en la observación y asimilación de la información, para después realizar un análisis de esta. A continuación, se realiza lo que se conoce como salto inductivo, que consiste en derivar desde los hechos particulares estudiados hasta los hechos totales. Es lo que se conoce comúnmente por generalizar. Por último, se realiza un proceso de contraste entre los fenómenos específicos estudiados y los generales sobre los que se ha inferido. En este caso, los pasos dos y cuatro se eliminan mediante la simplificación, quedando entonces un derivado raquítico e incoherente del inductismo que he querido denominar bi-direccionalidad, pues solo conserva del inductismo, además de la observación inicial, el carácter bidireccional entre la información general y la información específica que se ha observado, es decir, el salto inductivo. Dicha información específica no tiene que ser siempre fruto de la simplificación (aunque suele serlo en muchos casos), sino que también puede ser consecuencia lógica de un primer contacto con una ciencia tan compleja como puede ser el marxismo.
Tenemos entonces que, desde una muestra inicial de información específica que nosotros hemos simplificado, se relaciona esa información específica con un conjunto de informaciones generales de forma bi-direccional, sin revisión alguna y sin análisis de ningún tipo. Es algo así como comprar un queso mohoso caducado en el mercado a propósito para deducir, tras probarlo, que todos los quesos tienen un mal sabor y son factores de riesgo para el padecimiento de enfermedades. Queda por último explicar qué entendemos por juicio a priori. Por juicio a priori he querido designar aquellas decisiones que se toman independientemente a la experiencia (un equivalente a la versión kantiana del mismo), o de la razón no universal. Es decir, entiendo juicio a priori como aquel que es emitido sin tener plena constancia de si lo que se dice es cierto. Esos juicios se suelen tomar en función de valores previos subjetivos procedentes de la educación o del contexto. Un ejemplo de juicio a priori es, por ejemplo, valorar positivamente a Ratzinger cuando uno está inserto en una familia católica y ha recibido una educación católica sin conocer nada de él. Los juicios a priori son necesarios, debido a la existencia en todos nosotros de prejuicios. Sin embargo, un juicio a priori a la hora de realizar una crítica seria no es aceptable de ningún modo. En el inductivismo vulgar, los juicios a priori determinan e influyen en todo el método, especialmente en determinados procesos de la simplificación como la selección de fuentes secundarias, que se seleccionan en función de si cumplen o no los juicios previamente existentes; la reducción de las opciones o complicaciones a unas pocas, en función de si esas pocas seleccionadas cumplen o no el valor del juicio emitido, etc.
Tenemos entonces que si hacemos coincidir estos tres actos en uno solo, obtenemos un método horroroso, para nada científico y para nada creíble. Los argumentos obtenidos mediante este método suelen ser en su inmensísima mayoría tan inestables que el autor de los mismos no tiene más remedio que mantenerlos mediante una conducta autoritaria, ya sea esta más o menos marcada o más o menos directa (ya comentaremos en otro ensayo las diferentes caras de este autoritarismo ideológico)
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III
Ya conocemos el funcionamiento teórico de este inductivismo vulgar. Solo nos queda aclarar, con ejemplos, el funcionamiento práctico de estos. Usaremos primero ejemplos inventados de aplicación de este fenómeno y, después, mencionaremos algún caso real.
Un caso muy típico y que se da numerosas veces entre las filas antimarxistas vulgares es el siguiente: un hombre llamado Luis parte de que el marxismo es una ideología genocida, porque así se lo han educado. Conoce a una serie de personas marxistas y decide criticarles. Recordemos que él tiene de antemano la visión de que el marxismo es una ideología que promueve el genocidio. Primeramente, Luis va a la biblioteca. En esta ve una serie de libros: “El manifiesto comunista” de K.Marx y F.Engels, “El Estado y la Revolución”, de V.I. Lenin (dos fuentes primarias), una serie de explicaciones resumidas del “El Capital” (fuentes secundarias). Luis hace caso omiso a todas estas fuentes, pues no le generan motivación alguna y no sirven a sus intereses, que ya están fijados de antemano. En un determinado momento, ve un libro muy vistoso llamado “El libro negro del comunismo”, que asegura desvelar los inmensísimos genocidios cometidos por el horrible sistema comunista soviético, cubano, chino, etc. Este libro sí interesa a Luis, de modo que lo lee. Dicha lectura la realiza de forma rápida y superficial, pues no le interesa perder tiempo y, en todo caso, tampoco contrasta la información. De este libro podría deducirse que el bolchevismo, el maoísmo y el castrismo causaron un gran número de muertes. Luis ignora estos términos taxonómicos, de modo que los sustituye por el término “comunismo”. Cuando lee sobre los gulags, por ejemplo, Luis realiza el mismo proceso: elimina el concepto taxonómico y lo sustituye por uno inventado. En los gulags, según su libro, murió gente, luego son campos de concentración. De ahí, Luis deduce algo así como que “esos regímenes comunistas practicaron genocidios en campos de concentración y mataron, por ejemplo, a más de 100 millones de personas”. Ahora, Luis deduce, “inteligentemente”, que los comunistas son genocidas asesinos. Los comunistas son marxistas, o eso cree Luis, luego la ideología marxista es genocida y defiende asesinar a millones de personas en campos de concentración. Evidentemente, los marxistas inteligentes con los que se enfrenta Luis le proporcionan infinidad de refutaciones a este “argumento”, pero paras Luis no vale nada más que aquello que confirme su hipótesis inicial del comunismo horrible. Aunque eso que lo confirme sea más horrible aún.
Cualquier práctica del inductivismo vulgar es fácilmente reconocible por alguien que conozca su funcionamiento. Suele haber una serie de argumentos prototípicos que son adoptados una y otra vez por estos inductivistas vulgares, muchas veces sin tan siquiera comprobar de dónde viene ese argumento. Así, se da el caso de inductivistas vulgares que repiten argumentos de inductivistas vulgares, y llegamos a argumentos tan tergiversados que resultan hasta graciosos. Podemos enumerar una serie de ejemplos de estos argumentos típicos que de seguro el lector se habrá encontrado ya o se encontrará si se inicia en la lucha intelectual:
1. El marxismo es una ideología genocida responsable de más de 100 millones de muertos.
2. El marxismo defiende que hay que quitar las casas y las pertenencias a las personas.
3. El marxismo defiende que todos tenemos que ser iguales y que nadie puede ser diferente a nadie.
4. El marxismo pretende quitar por la fuerza el dinero a todos para que todos seamos igual de pobres.
5. La dictadura del proletariado consiste en el ascenso al poder de un dictador que ejerce su dominio a la fuerza contra todo un país, causando miseria, muerte y represión.
6. El marxismo es dogmático.
Todos estos “argumentos” (y otros tantos que se quedan en el tintero) son típicos en cualquier conversación “de calle” sobre el marxismo. Los que los formulan los expresan como si de verdades absolutas se tratasen, defendiéndolos como una fuente de iluminación y cordura. Una verdad absoluta que no aplican a ningún otro sistema, por cierto. Pero en todo caso, una verdad peligrosa, ya que está basada en la nada, en la más profunda ignorancia y el más agudo simplismo.
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IV
¿Cuál debe ser, en mi opinión, la actitud de los marxistas ante estas situaciones? Hemos ante todo de distinguir al emisor de estos “argumentos”. Muchos inductivistas vulgares son oportunistas, cierto, pero esta actitud está siendo adoptada cada vez más por personas ignorantes. Se trata, en una gran mayoría de estos casos, de una actitud inoculada mediante la educación, por lo que la educación debe ser la única arma contra estas personas. El movimiento no puede arriesgarse a luchar violentamente contra ellas, pues ellas no son las culpables de su ignorancia, sino que es el sistema educativo pésimo y manipulador el causante de esta. Otro caso es el de los oportunistas descarados y los autoritarios socialdemócratas, anarquistas y de demás ideologías. Estos antimarxistas tienen por objetivo destruir el marxismo y cualquier rama o pensamiento relacionado con este a cualquier precio, incluso usando el engaño, como es el caso. Contra esos dictadores del conocimiento no hay otra opción que la de la lucha. Pero no una lucha física o de insultos y demás ladridos, sino una lucha intelectual. Una lucha que no es contra ellos, sino contra su sistema. Una lucha que consigue, por lo tanto, dos objetivos: frenar el avance de estos movimientos autoritarios (ideológicos) y difundir entre la población el marxismo y la conciencia de clases. Esta lucha debe ser una parte FUNDAMENTAL en la vida intelectual de cualquier marxista que se precie, y tan importante es que ocupa el título de este artículo. Esta lucha no es otra que la lucha por la destrucción del inductivismo vulgar en sustitución del pensamiento crítico. La lucha por la razón intelectual y contra el borreguismo burgués.
Esta lucha debe dirigirse a todos los inductivistas vulgares que se presten a ello, no importe de qué ideología sean (he observado esta conducta, ¡¡incluso en marxistas!! En este caso, la lucha debe ser más acentuada y cuidadosa. Hablaré de esta en otro momento) Es una lucha que debe realizarse despacio y con cabeza: no se trata de adoctrinar, sino de deliberar, de hacer ver a estas personas lo absurdo que es el camino que toman. Vuelvo a recordar la importancia de distinguir el emisor de dichos “argumentos” No tiene sentido embarcarse en batallas sin sentido contra antimarxistas vulgares que se sabe desde un principio que no se van a resolver. Es mucho más inteligente FOCALIZAR la lucha a aquellos elementos de los que tenemos esperanza obtener resultados. Una vez destruido el inductivismo vulgar, todas estas personas autoritarias contra las que he aconsejado no luchar caerán por su propio peso, y serán desvelados sus métodos y acusados por la población de oportunismo (algo parecido a lo que le ocurre al PSOE, que, una vez demostrado que sus métodos son oportunistas y falsos, ha caído por su propio peso)
Dicha lucha consiste en una labor meta-argumentativa y argumentativa al mismo tiempo. Debemos hacer conscientes a los inductivistas vulgares del error que supone usar los argumentos que usan, a la vez que falsamos estos por la fuerza de la razón. Debemos aprovecharnos para ello de todos los métodos que el sistema capitalista ha descuidado. El sistema ha creado una amplia red de comunicaciones que tenía como objetivo adormecer al pueblo, pero que puede y debe usarse como arma de doble filo para despertarle. Mediante Internet, mediante revistas, periódicos, panfletos, artículos, canciones, mediante cualquier método disponible de comunicación, y siempre con extrema delicadeza en lo que se dice, se debe iniciar YA la lucha marxista contra el inductivismo vulgar y a favor del pensamiento crítico, una lucha de valores, una lucha intelectual, por la revolución intelectual.
En nombre del marxismo científico, ¡destruyamos el inductivismo vulgar!