martes, 8 de noviembre de 2011

MANIFIESTO DE APOYO A LAS COMPAÑERAS DE ENFERMERÍA DE LA UAM


MANIFIESTO DE APOYO A LAS COMPAÑERAS DE ENFERMERÍA DE LA UAM

Hoy me gustaría publicar, de forma apresurada (disculpadme, pero estoy en período de exámenes) acerca de la terrible situación en la que estudian los alumnos de enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid, con sede en el Hospital La Paz. En el hospital La Paz se encuentra ubicada la Facultad de Medicina, un extenso campus de varios edificios, con aulas capaces de alojar a más de 170 personas cada una. Recubierta de verde, la Facultad de Medicina también consta de una gran biblioteca, Internet Wifi, cafetería… A apenas 5 minutos andando se encuentra la Escuela de Enfermeras, un edificio que pertenece al Hospital La Paz. Allí estudian las compañeras de enfermería. La situación en este edificio estos días es la siguiente: no tienen biblioteca, Internet ni cafetería, por lo que tienen que depender completamente de la Facultad de Medicina para estos servicios. Hasta aquí es comprensible. Lo que no es tan comprensible y roza el surrealismo y la incoherencia es que este edificio tampoco tenga calefacción, lo cual, en pleno invierno, es un inconveniente bastante destacable. Las compañeras de enfermería dan clase tiritando de frío, con abrigos, mantas, etc. La escuela también carece de espacio para todos los estudiantes, de tal forma que apenas caben en las clases (alguno tiene que sentarse en sillas que traen de fuera) En cuanto a un proyector para estudiar con diapositivas, como se hace en todas las facultades, tampoco tienen. Para poder ver diapositivas las estudiantes tienen que ceder sus portátiles personales al resto de la clase. En cuanto a la pizarra, también carecen de ella, lo que hace totalmente imposible dar una clase universitaria en condiciones. Lo más destacado es que, en esta Escuela, ¡¡cada cierto tiempo se derrumba el techo!! Concretamente el año pasado se derrumbó el techo de la biblioteca. La mala gestión que se hizo al respecto ha causado que este año, hizo apenas unos días, se volviera a derrumbar el techo, esta vez, además, en las clases. Afortunadamente no hubo ningún herido. Con esta situación, estudiar en esa Escuela se hace complicado y peligroso.

Un alumno de Medicina abona anualmente 1300 euros para poder disfrutar de todas las ventajas y servicios que la Facultad de Medicina la ofrece. Los alumnos de enfermería pagan a la UAM…¡¡¡1300 euros también!!! Nótese que los alumnos pagan a la autónoma y no reciben servicios por entero de la autónoma, sino también del Hospital La Paz. La Facultad y la Escuela están casi al lado la una de la otra, se tarda apenas 5 minutos en llegar. Los alumnos de enfermería llevan tiempo ya exigiendo soluciones, entre las que se encuentra su reubicación a la Facultad de Medicina, reubicación que la administración de ésta deniega porque “no hay espacio”. Por supuesto, no dan ninguna prueba de esta falta de espacio, y si uno se aventura a pasearse por la Facultad, descubrirá que hay muchas aulas vacías, ya que el total de cursos de medicina que dan clase suele oscilar entre 6 y 12, y entre seminarios (clases con capacidad para 60-80 personas) y aulas (con capacidad de entre 160-200 personas) suman 16. Y eso sin contar con otras posibles ubicaciones donde podrían alojarse alumnos en caso de masificación, como una capilla que, recordemos, está instalada en una Universidad Pública del Estado Español, que, recuerdo, no es confesional.

Por todo lo descrito parecería que nos encontramos en otro país. ¿Cuba quizás? Ah no, que allí la gente tiene techo y, de hecho, salen de los profesionales de la salud mejor cualificados del mundo. No, que va, esto pasa en España, y además en su capital, Madrid, que lo hace todavía más condenable. Los recortes a la educación, la tacañería y la mala gestión por parte de la Comunidad de Madrid (responsable indirecta de la situación de las compañeras enfermeras) son alarmantes y, desde luego, deben ser denunciadas. Las compañeras de enfermería ya han iniciado su valiente lucha contra una administración que las oprime y las niega cualquier derecho (hasta hace poco no tenían ni voz ni voto tampoco), y que vive anclada, en lo que en esto se refiere, en la moral médica del siglo pasado. Solo faltaría que obligaran a nuestras compañeras a acudir con cofia y falda hasta las rodillas (o hasta los pies, no sea que les incomode a los religiosos de la capilla). Desde aquí, animo a todo el que pueda a que apoye y ayude a nuestras compañeras, demostrando de esa manera la solidaridad y la lucha por la educación, los derechos y contra la opresión injusta que los comunistas hacemos nuestra.

La educación es la base, y la base en este caso es una ciénaga. ¡¡Por una educación digna, todo nuestro apoyo a las estudiantes

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