jueves, 20 de octubre de 2011

EL INDUCTIVISMO VULGAR EN NUESTRO MOVIMIENTO: UN PROBLEMA EN AUGE


EL INDUCTIVISMO VULGAR EN NUESTRO MOVIMIENTO: UN PROBLEMA EN AUGE

I

Hablábamos en anteriores escritos de un fenómeno muy extendido socialmente llamado inductivismo vulgar (Recomiendo al lector que lea mi anterior artículo: La crítica anti-marxista actual: del inductivismo vulgar al pensamiento crítico antes de empezar la lectura de este, pues el presente artículo contiene elementos teóricos que fueron explicados en el citado). Comentábamos la importancia de destruir este método mediante una labor argumentativa y meta-argumentativa focalizada a la población posible de aplicar. Esta lucha por el pensamiento crítico frenará el avance oportunista de tergiversación del marxismo y permitirá una mejor difusión de éste. Sin embargo, si enfocáramos la causa de la dificultad de expansión de nuestro movimiento en los elementos oportunistas y reaccionarios externos a este y en la inculcación del inductivismo vulgar en las masas, si limitáramos nuestro análisis y lucha a estos fenómenos externos a nuestro movimiento nos estaríamos engañando a nosotros mismos. Estaríamos sesgando nuestra concepción de la realidad y no lograríamos nuestro objetivo. Existe un problema mucho mayor y más acentuado que el inductivismo vulgar externo al movimiento, y es el inductivismo vulgar interno a nuestro movimiento. Mientras que el primero tiene, como ya habíamos comentado, consecuencias meramente obstructivas de nuestro pensamiento (bien sea por la tergiversación de éste, bien por su ocultación), el segundo caso nos plantea problemas mucho más graves que se suman a la obstrucción del movimiento. Estos problemas son la escisión improductiva del movimiento y la destrucción del movimiento. Conviene señalar la diferencia entre obstrucción y destrucción. Obstrucción de la expansión de nuestro movimiento implica una disminución del crecimiento de este entre la población. Destrucción del movimiento implica que nuestros compañeros, que ya comparten y forman parte de nuestro movimiento, dejan de serlo y se pasan a las filas reaccionarias o enemigas. Así pues son tres las consecuencias generales del inductivismo vulgar interno a nosotros. Explicaremos más detalladamente estas consecuencias en el apartado II, mientras que dedicaremos el apartado III a exponer públicamente a los inductivistas vulgares marxistas, para que el lector pueda identificarlos a partir de ahora. El apartado IV se destinará a abordar posibles soluciones a este problema, susceptibles siempre de ser mejoradas.

II

A medida que nos adentramos más en el pensamiento y formas de actuar de nuestros compañeros, notamos la presencia de inductivistas vulgares entre estos. La metodología que utilizan estos individuos ya fue explicada en el anterior artículo La crítica antimarxista actual: del inductivismo vulgar al pensamiento crítico, por lo que vamos a omitir la explicación teórica del funcionamiento de este. Expongamos cada una de las consecuencias derivadas de este método, que son, recordemos, la escisión improductiva de nuestro movimiento, la destrucción de este y la obstrucción inherente a ambos del pensamiento marxista.

¿Qué significa escisión improductiva del movimiento? Bien, escisión del movimiento es la división de este en ramas, en categorías enfrentadas entre sí por determinadas cuestiones de índole teórico o pragmático. No todas las escisiones son improductivas, sino que algunas resultan de la depuración del movimiento, depuración necesaria para el avance de este y que Lenin sintetizó con la frase “Un partido comunista se fortalece depurándose” La escisión del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Bolcheviques y Mencheviques es un claro ejemplo de escisión productiva. Una escisión entre marxistas revisionistas reaccionarios y marxistas revolucionarios es productiva en cuanto a que fomenta el avance del movimiento en vez de retrasarlo. Ahora bien, ¿es igual de productiva una escisión entre marxistas partidarios de Lenin y partidarios de Rosa Luxemburgo pero no de Lenin? Y, más claramente, ¿es productiva una escisión entre marxistas partidarios del pensamiento lenista del estado, el pensamiento stalinista en cuanto a la cuestión nacional y el pensamiento maoísta de la revolución y marxistas partidarios del pensamiento lenista del estado, el pensamiento stalinista en cuanto a la cuestión nacional, pero no de la revolución maoísta? ¿Es productivo eso? La respuesta es claramente negativa. Veamos, es impensable concebir un movimiento marxista como un conjunto de compañeros con ideas exactamente iguales. Eso es lo que se conoce incorrectamente en el pensamiento popular como utopía, pero que no es más que una aberración positiva del pensamiento humano. Es siempre necesaria la variedad, pues a partir de esta un movimiento avanza y se renueva. Sin embargo, atención, este avance solo puede realizarse mediante la dialéctica deliberativa, que no es otra cosa que la exposición de una tesis a una antítesis para obtener una síntesis. Esta sencilla fórmula, fácil de comprender, se ve lógicamente destruida por la intrusión en esta de un método inductivista vulgar. Es innecesario explicar esto debido a la simpleza de esta introducción, que inhibe la creación de la síntesis por la presencia de un autoritarismo ideológico en la tesis. Luego, a falta de poder realizar una dialéctica deliberativa y conseguir, por lo tanto, un grupo heterogéneo pero funcional de compañeros, se obtienen dos escisiones dispares y enfrentadas.

La destrucción del movimiento no es sino una consecuencia lógica de la escisión de este. Esta destrucción vendrá dada por dos caminos. Por una parte, vendrá de la mano de los reaccionarios, oportunistas y demás inductivistas vulgares externos al movimiento. Estos buitres aprovecharán las escisiones originadas en el seno del movimiento para destruirlo por completo. ¿Cómo se realiza esto? El método no es fijo, y cada cual usa el suyo. Sin embargo, el más extendido y que más he observado consiste en la alianza temporal de estos oportunistas con una escisión no-inductivista vulgar (suponemos pues que solo hay un conjunto con esta característica) para destruir la escisión inductivista vulgar. Una vez anulada esta, los oportunistas serán superiores en fuerzas a la escisión no-inductivista vulgar, por lo que romperán su relación con estos y los destruirán. Es un método ruin que ya he visto en múltiples ocasiones en pequeños grupos de debate, cuyo porcentaje de marxistas se ve reducido casi en su totalidad mediante el clásico método de “divide y vencerás”
El otro camino bajo el cual se adviene la destrucción del movimiento no viene desde fuera, sino desde dentro. Exactamente, de la escisión improductiva del movimiento puede derivar la dominación de un grupo escindido sobre otro. Si este grupo dominante es el grupo inductivista vulgar, la destrucción de este es tarea sencilla para cualquier oportunista sensato, que abogará por la destrucción del autoritarismo de este grupo como una escusa para la destrucción del mismo.

            Queda por explicar la última consecuencia de lo que estamos comprobando que es una epidemia mortal para cualquier movimiento, y es la obstrucción del desarrollo del movimiento, que viene determinada por las dos anteriores consecuencias. No necesita apenas explicación, ya que es evidente que de la escisión de un movimiento o la destrucción de parte de este no puede derivar otra cosa que la obstrucción de la difusión de su pensamiento. Pensemos que será mucho más difícil que dos profesores nos enseñen si están peleándose entre ellos que si actúan de forma coordinada. De la misma manera sucede con el movimiento. Vuelvo a hacer énfasis en la escisión productiva, que no tiene nada que ver con esta, que deriva del inductismo vulgar, y que, lejos de obstruir la expansión del movimiento, la aceleran.

III

Hasta ahora hemos profundizado más o menos en las consecuencias de la intromisión del inductivismo vulgar entre nuestras filas. Es hora de exponer dónde están las prácticas inductivistas en nuestro movimiento. En general, los argumentos inductivistas vulgares giran en torno a varias temáticas fijas. Dedicaremos las siguientes líneas a exponer algunas de estas líneas argumentales, dando ejemplos improvisados o tomados de las palabras escritas de algún compañero en la red.

Un punto muy frecuente donde se agrupan gran cantidad de argumentos inductivistas vulgares es el punto de las categorías marxistas existentes. El lector conocerá seguro multitud de ramificaciones de la teoría marxista: m-l, maoísta, castrista, Juche, etc.. Aquí abundan argumentos inductivistas por doquier, todos con afán de justificar e imponer la propia ideología. Marxistas-leninistas afirman que su ideología es el verdadero marxismo. Partidarios de Stalin niegan cualquier defecto de su gobierno. Frente a ellos, defensores de Trotsky no hacen sino alabar todas las virtudes de este en contraposición con todos los aspectos de Stalin, que son horrorosos. Críticos de Lenin ignoran cualquier aspecto de su teoría, puesto que todas ellas son dignas de la más ardiente hoguera. Defensores a ultranza de Mao se enfrentan con otros que afirman que China nunca fue comunista. Partidarios de Corea del Norte parece afirman conocer a fondo este país. Y un largo etcétera. Todos estos inductivistas aportan datos sesgados y premeditados para defender sus ideas. Realizan un salto inductivo brutal, que consiste en negar una rama ideológica entera por una acción o conjunto de acciones determinadas. Un ejemplo: los marxistas inductivistas vulgares antiestalinistas utilizan como argumentos las “escandalosas y horribles” matanzas del gobernante para afirmar que todo lo que saliera de su boca o de su puño (en forma de palabras) es erróneo y no debe ser escuchado. Algunos incluso llegan al extremo de afirmar que no debe ser ni permitida su difusión. Muy lejanos y adelantados en cuanto a coherencia están aquellos compañeros que, sin renegar de su ideología (no estoy defendiendo una fusión feliz de todas las ramas marxistas) la defienden con argumentos pensados y estudiados, y están abiertos siempre a la crítica y a nuevas propuestas que no sean de su ideología. No sería la primera vez que coincidiera, siguiendo con el ejemplo anterior, con algún compañero detractor de Stalin que, sin embargo, comparta las ideas expresadas por este en su libro El marxismo y la cuestión nacional. ¿Es esto traicionar a la propia ideología? No. Esto es progresar intelectualmente usando la dialéctica.
Otro tema frecuentado usualmente por los inducitvistas vulgares es el tema de los partidos comunistas en España. Bien es cierto que en este país tenemos una situación peculiar (como en tantas cosas) en cuanto a partidos se llaman, pues tenemos más de un partido comunista. PCE, PCE (m-l), PCPE… No voy a entrar ahora a calificar a cada partido u organización comunista, pues no viene a cuento. Aquí los inductivistas vulgares se relamen los bigotes…y ya la tenemos otra vez. Partidarios del PCE que defienden que el PCPE es un partido autoritario y excluyente, votantes del PCPE que critican a los otros por ser unos vendidos, afiliados al PCE (m-l) que van a su rollo porque, según ellos, los demás partidos son unos extremistas para uno u otro lado, miembros de organizaciones que están en desacuerdo con el resto del mundo que no sea de su pensamiento estricto… en fin, todo un circo. ¿Defiendo nuevamente aquí la fusión feliz de todos los partidos y organizaciones comunistas españolas en un único partido de vanguardia? La respuesta sigue siendo no. Aunque sí que es posible englobar a un conjunto de estas fuerzas más próximas ideológicamente, rechazando evidentemente a los oportunistas y los vendidos al capital, en una coalición o unión bajo unos puntos comunes. ¿Es posible así mismo concebir que un miembro del PCE no sea un vendido, o que un miembro del PCPE no sea un terrorista autoritario? Pues mi opinión en que sí, por muy extraño que pueda parecer, el conjunto de miembros de un partido no es nunca homogéneo. Un claro ejemplo de avance supone aquí la unión de Unión Proletaria con el PCPE, efectuada hace unos pocos días, bajo un documento conjunto pactado.
Polémica es también la historia, especialmente la soviética y la cubana, y aquí se vuelven a enzarzar los inductivistas vulgares en nuevas peleas. Defensores de absolutamente el 100% de las medidas tomadas en la ex-unión de repúblicas socialistas soviéticas, sin excepción (y sin información). Detractores también del 100% de las medidas adoptadas por ese país alegan incluso que no era socialista. Defensores a ultranza del régimen de  los Castro en Cuba afirman que es falso que exista cualquier privación de la libertad allí, y que se trata de una especie de paraíso socialista mundial. Detractores de Cuba cuya dejan claro que su visión de esta se acerca más al de un infierno genocida en el que si no llevas una hoz y un martillo pintados en la pasta de las gafas eres objeto de encarcelamiento y torturas hasta la muerte por parte del estado cubano. Y no nos metemos ya con China o Corea del Norte, pues la URSS y Cuba son ejemplos mucho más claros y que se dan continuamente. Y tenemos lo mismo de siempre, una panda de borregos pegándose para ver quién tiene razón, cuando todo inductivista vulgar está inherentemente equivocado no ya en sus conclusiones (que también suele estarlo) sino en sus formas. Y alguien propone ¿y si tomamos los aspectos buenos de cada país y los aplicamos a nuestra forma de pensar? Y ese alguien rara vez es escuchado.
Como puede apreciar el lector, la cantidad de casos que se pueden dar para estas prácticas inductivistas ronda el infinito y roza la pesadez. Polémica entre revolución pacífica/violenta, entre la dictadura del proletariado/no dictadura del proletariado (si, la hay, aunque parezca extraño), entre régimen de Partido único y pluralidad de partidos…y dentro de poco habrá polémica hasta entre si nos referimos a Marx como Karl o como Carlos. ¿Se da cuenta el lector de la enorme expansión de esta enfermedad inductivista en nuestro movimiento, y a cuántas partes de éste afecta? ¿No parece evidente la gravedad del mismo, consecuencia de dicha extensión, que ha llegado ya a echar raíces en nuestra ideología? ¿No parece entonces primordial, totalmente necesaria la lucha y eliminación de este cáncer de nuestro movimiento?
IV

Abordemos pues posibles soluciones a este problema. La actuación ante este problema no es la misma que la que propuse para el inductivismo vulgar en personas no-marxistas. Mientras que para estos aconsejé focalizar la lucha en la eliminación del método entre la población e “ignorar” (en la medida de lo posible, no siempre) a aquellos elementos inductivistas autoritarios que sabemos de antemano que no van a cambiar su opinión, la actuación ante el inductivismo vulgar en nuestro movimiento debe ser bien distinta. Debemos nuevamente focalizar nuestra lucha, si, pero esta debe ir dirigida ahora a nuestros propios miembros, no a la población no-marxista. Es evidente que nuestra tarea consiste en erradicar éste método, pero dicha erradicación debe realizarse con extrema cautela, pues puede desembocar en una escisión enorme e improductiva entre nuestras filas, cosa que no nos interesa por lo expuesto anteriormente. Luchar contra la escisión escindiéndonos improductivamente sería hipócrita e insensato. Distinguiremos pues dos casos. El primero es el de aquellos marxistas inductivistas vulgares que recurren a este método porque no conocen otro, por comodidad o por ignorancia. Su caso suele ser el de una persona, generalmente joven, que, indignada por la situación actual, ve una salida en nuestro movimiento y se abraza desesperadamente a él, como un cachorro lo hace a su madre. Es un caso comprensible, pero que debe cambiar.

Otro caso distinto a este y que se da con una frecuencia menor es el de aquellos inductivistas vulgares que recurren a este método por decisión propia. Marxistas vulgares, como se les ha definido dentro de la taxonomía marxista. Rescato a continuación un fragmento del escrito Necesidad histórica y papel del individuo en la historia del compañero F. Umpiérrez Sánchez, que dice lo siguiente:

Al marxismo se le ha criticado por multitud de lados. Uno de ellos es por su determinismo. Se le atribuye al marxismo la afirmación de que la economía determina la superestructura política e ideológica. Se le atribuye igualmente al marxismo el principio de que el individuo no es nada y la determinación social lo es todo. Se le atribuye en suma al marxismo la negación de la autonomía de la conciencia y la negación de la libertad individual. ¿Pertenecen estas ideas y principios al marxismo? Esta pregunta tiene una respuesta doble: pertenecen al marxismo vulgar, pero no pertenecen al marxismo originario [añado: porque el marxismo es científico y no entonces dogmático]. Muchos marxistas leninistas, a quienes les encantan las palabras muy sonoras, bajo la supuesta defensa de la filosofía marxista, defienden en el fondo una concepción del mundo mecanicista y unilateral. Las palabras que emplean los marxistas vulgares son las mismas que las que emplearon los marxistas clásicos, pero los conceptos son distintos.

 A modo de ejemplo, citaré el primer párrafo del texto de dicho compañero:

El pensamiento de los grandes clásicos de la filosofía y de la política sufre por parte de sus herederos y supuestos representantes toda suerte de tergiversaciones, adulteraciones y vulgarizaciones. La vulgarización se produce fundamentalmente por el esfuerzo de algunos popularizadores de simplificar y hacer entendible al público de masas las grandes ideas. Pero de ese modo lo que hacen es liquidar la complejidad y profundidad del pensamiento que popularizan. Y después ocurre que los detractores de aquel pensador, llámese por ejemplo Ilích Ulianov, no someten a crítica su pensamiento originario, sino el pensamiento vulgarizado por los terceros. Y derribando las ideas vulgarizadas, los detractores del pensamiento leninista creen estar derribando sus ideas originarias (el subrayado en los dos textos es mío)

¿No es acaso este un ejemplo de inductivismo vulgar? Un inductivismo vulgar que toma fuentes no primarias (vulgarizadas) y, sin realizar una lectura crítica de ellas, argumentan en contra de ellas para después, mediante su salto inductivo, eliminar el conjunto de la ideología. Tenemos pues un caso de marxismo vulgar inductivista [vulgar, pero omitimos este tercer calificativo por razones estéticas] frente al anterior caso de marxismo inductivista vulgar, fruto de la ignorancia, de la indignación o de la desesperación. Debido a esta distinción de intenciones, las actuaciones ante los marxistas inductivistas vulgares y los marxistas vulgares inductivistas debe ser, lógicamente, distinta.

Cuando abordamos el tema de la actuación ante los marxistas inductivistas vulgares nos viene a la cabeza el método de actuación dialéctico y educativo. En efecto, ante estos marxistas nuestra tarea debe ser la de animarlos y conducirlos por el buen camino mediante la dialéctica y el diálogo con ellos. Las escuelas marxistas improvisadas que derivan de la música, y el arte, los grupos de personas, la educación en organizaciones, etc. deben adquirir aquí un papel importante. Estos marxistas inductivistas vulgares suelen ser compañeros que se han introducido al marxismo de forma rápida y descuidada. Debemos, pues enseñarles a actuar con autonomía, inteligencia y autocrítica, es decir, a pensar críticamente, sustituyendo ese abrazo desesperado que mencionamos antes por un diálogo intelectual constante. Debemos, pues, sustituir su inductivismo vulgar por el pensamiento crítico. Debemos eliminar esa vaguería que impide a estas personas adentrarse en nuestra ideología y sustituirla por un afán de conocimiento que las lleve a ser críticos y consecuentes.

La posición que se debe tener respecto a los marxistas vulgares inductivistas es bien distinta. Muy a mi pesar, veo como única solución productiva para estos casos la que ya ejemplificamos en los inicios de este artículo con aquella frase de Lenin que abogaba por la depuración como método de fortalecimiento y progreso. El destino de estos marxistas vulgares inductivistas no será pues otro que su eliminación de nuestras filas, bien por la escisión productiva natural resultante de nuestras discrepancias o bien por la escisión productiva obligada. Antes de terminar, quiero dar un apunte en lo referente a estos marxistas vulgares inductivistas que se engloba como un ejemplo práctico que ya he observado en repetidas ocasiones, y que puede generar confusión, por lo que veo necesario aclarar. Los inductivistas vulgares se encuentran sobre todo rozando dos extremos opuestos, uno que ya conocemos todos muy bien, el revisionismo, y otro que se conoce como dogmatismo. Definir estos conceptos es tarea sencilla, y no hay más que remitirse a la obra más famosa de Mao Tse-Tung para encontrar una definición aceptable, que reproducimos a continuación:

Tanto el dogmatismo como el revisionismo son contrarios al marxismo.  Inevitablemente, el marxismo avanzará, progresará con el desarrollo de la práctica y no permanecerá estático. Quedaría sin vida si se estancara y se estereotipara. No obstante, nunca se pueden violar los principios básicos del marxismo; violarlos es cometer errores. Es dogmatismo enfocar el marxismo desde el punto de vista metafísico y considerarlo como algo rígido. Es revisionismo negar los principios básicos del marxismo, la verdad universal del marxismo.

Ya conocemos entonces a qué hacemos referencia cuando decimos revisionismo y a qué cuando decimos dogmatismo. Pues bien, dentro de cada corriente abunda el inductivismo vulgar. El que estas corrientes estén enfrentadas no hace más que crear una contradicción de intereses entre ambas clases de inductivistas, lo que resulta en que unos se acusarán a otros de cosas que no son y, llegando más lejos, meterán en el saco del revisionismo o del dogmatismo a compañeros que no son ni lo uno ni lo otro, pues sus conceptos de revisionismo y dogmatismo, recordemos, no proceden del pensamiento crítico. Por lo tanto, mucho ojo y precaución, porque, aunque el revisionismo, como explica Mao, es más peligroso que el dogmatismo, no debemos caer en esta posición para destruir el primero, pues de lo contrario no podremos destruir el segundo. Cuidado con aquellos revisionistas que os tiendan su mano para derrotar a los dogmáticos y viceversa, no olvidéis que la mano que os tienden en un principio la apartarán después para conseguir sus propios objetivos. Nuestra crítica debe ser, como también concluyó el presidente Mao, plenamente razonada, analítica y convincente, y no burda, burocrática,  metafísica o dogmática.

Un último punto a señalar: realmente, la proporción de marxistas vulgares inductivistas frente a marxistas inductivistas vulgares es claramente favorable a los segundos. En nuestra lucha por depurar nuestra ideología de extremos improductivos y anticuados, no debemos nunca perder la cabeza y extenderla también a aquellos compañeros que más que falta de valores marxistas presentan falta de educación. De lo contrario, cometeremos un error gravísimo que acabaremos lamentando profundamente en un futuro, cuando nos veamos convertidos en dictadores férreos seguidos por un escasísimo número de compañeros que habrán perdido ya el estatus de masa ciudadana.

V

Concluimos finalmente lo siguiente: una de las causas por las que nuestro movimiento no cuaja entre la población es precisamente la falta de madurez de algunos de nuestros compañeros. En una sociedad como la actual, donde está de moda “ser rojo” y “ser comunista” es una posición más de rebeldía adolescente que de decisión ideológica, impera la necesidad de organizar y depurar nuestras filas. Nuestro mensaje debe ser serio y debe venir de la mano de personas serias. De lo contrario, veo muy difícil que nuestro movimiento avance, y dudo mucho que, en caso de hacerlo, lo haga en el buen sentido. Afortunadamente, muchos de nuestros compañeros han comprendido este asunto desde hace mucho tiempo y han dedicado su tiempo a educar a los integrantes de nuestro movimiento. No puede permitirse que existan marxistas que defiendan el régimen de Corea del Norte y afirmen a la vez que el marxismo pretende la fusión mágica de la burguesía y el proletariado en una clase única y perfecta. No es broma, este caso me lo encontré hace unos meses. No puede ser que haya marxistas que afirmen que lo son pero que su ideología no se puede aplicar porque ya no existe el proletariado, que también los hay y los he visto. No puede ser que haya marxistas que defiendan salir a la calle y quemar y matar a todo aquel que no se declare marxista, y que no sepan responder a una pregunta tan simple como qué es el plusvalor (¿debemos aplicar su método y acabar con su vida?) Todos estos casos se irá reduciendo a medida que nuestro movimiento se regenere en este país. No debemos pues sino acelerar esta tarea para garantizar un régimen socialista coherente en nuestro país. Educar antes de actuar, crear una vanguardia antes de hacer una revolución. Lo uno sin lo otro nunca funcionará. Hagamos, pues, que funcione.

4 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo: es muy extenso; pero merece la pena ver que lo que está escrito es una gran verdad. Ver esta situación en la realidad no es agradable. La gente sigue como borregos al líder del grupo haciendo eso, que haya un líder y que los demás finalmente se sientan en una dictadura. Esta mala imagen no es buena para los seguidores marxistas, cuyo estereotipo está creándose en la sociedad a partir de los comentarios de oportunistas, revisionistas y, como también se indican, de los dogmáticos. Ideas falsas en la teoría, pero que en la realidad no hacen más que aparecer por todas partes.

    ¡Por una revolución intelectual!

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  2. Con respecto al sistema económico, como se ha citado en el comentario F. Umpiérrez Sánchez, cuando dice que hay gente que critica que la economía está por encima de la superestructura política e ideológica. Mirad qué trucos y cómo se aprovechan en esta sociedad para que seamos consumidores antes que personas.

    Documental de RTVE: "Comprar tirar comprar"
    http://vimeo.com/19682455

    Y si queréis ver una comparación con la sociedad de la URSS, mirad a partir del minuto 30:28

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  3. Y ya para ver el comportamiento de las personas y la necesidad de una educación, está este documental del programa de Redes de TVE.

    "El sistema educativo es anacrónico"
    http://www.rtve.es/television/20110304/redes-sistema-educativo-anacronico/413516.shtml

    Espero que lo veáis desde una perspectiva crítica y veáis qué relación tiene la situación actual con lo expuesto en estos documentales, y pensar qué se debe hacer para solucionarlo.

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  4. Gracias MaRa por tus aportaciones. Si estás interesada, puedes elaborar un pequeño artículo sintético de estas, y puedo si quieres colgarlo aquí.

    ¡Un abrazo!

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